Pasos detallados de como cambiar una rueda de automóvil
Hacer uso del gato del coche para levantarlo
El gato de husillo dispone de una plataforma metálica en su cabeza o parte más alta, la cual debe ser colocada enfrentada a un añadido metálico de refuerzo que existe en el extremo del larguero. Esto lo podemos ver en las figuras 5 y 6. Comentando estas figuras digamos que en la figura 5 podemos observar el detalle del punto de unión del gato con el bastidor. La cabeza del gato se apoya aquà en el refuerzo metálico del bastidor. En la figura 6 tenemos el caso del gato completamente montado y dispuesto para elevar una parte lateral del automóvil.
Ahora se le podrá dar a la manivela para que el vehÃculo comience a apoyarse en el gato y desde este punto deberemos cerciorarnos de que el apoyo del gato en el suelo será lo suficientemente firme como para no hundirse (si se trata de tierra blanda) o ladearse (si se trata de un trozo de roca de forma irregular sobre el que pueda resbalar). En estas condiciones, el gato ya estará en posición para subir el automóvil.
Pero antes de que ambas ruedas de un mismo lado se levanten hay que proceder primero a aflojar los tornillos de la rueda averiada, aprovechando para ello que su apoyo en el suelo va a favorecer esta operación. Si no lo hacemos asà nos podemos encontrar que, una vez la rueda en alto, ésta gire mientras tratamos de aflojar los tornillos y ello dificultarÃa, cuando no imposibilitarÃa, la retirada de los mismos. Asà pues, con el gato provisionalmente colocado, y sin haber levantado todavÃa el automóvil, pasemos a trabajar en la zona de la rueda averiada.
Aflojado de los tornillos de la rueda averiada
En estas condiciones ya se debe pasar a aflojar los tornillos de la rueda deshinchada. Lo primero que hay que hacer es sacar el llamado «embellecedor» de plástico de la rueda. Esta operación se está haciendo en la figura 7. Como quiera que esta pieza esté colocada a presión sobre la llanta su retirada es sencilla actuando con las manos de la manera que muestra la figura.  En algunos casos puede ser necesario el uso de la punta de un destornillador para sacar de su alojamiento el embellecedor, cosa que se hará apalancando con el mismo entre la llanta y el embellecedor.
Una vez sacado este plástico nos queda a la vista el conjunto de los tornillos de fijación de la rueda, de la manera que nos indica la figura 8. En esta misma fotografÃa podemos ver que ya hemos colocado la llave de ruedas en uno de los tornillos. Ahora bastará apretar con fuerza por el extremo de la llave, siempre girando a izquierdas el tornillo, para que éste se mueva e inicie su aflojamiento. Esta misma operación deberá ser realizada con los cuatro o cinco tornillos con los que generalmente se provee a la sujeción de una rueda de automóvil. Por el momento, insistimos en que los tornillos no hay que sacarlos: solamente hay que aflojarlos.
Nos podrÃamos despedir aquà de la descripción de este caso pero es necesario daros algunos consejos que os pueden ser de mucha utilidad si los tornillos se muestran muy fuertes en su asiento y os parece que no tenéis la suficiente fuerza para aflojarlos. La forma de actuar, si os ocurre este caso, será alguna de las siguientes.
En el dibujo de la figura 9 tenemos una forma por medio de la cual podremos multiplicar la fuerza que vamos a ejercer sobre la palanca. Se trata, como se aprecia, de mover la palanca con el pie y subiéndonos materialmente encima de la llave para que el peso de nuestro cuerpo colabore a extremar la fuerza ejercida sobre la cabeza del tornillo. Hay que colocar la llave en una posición sobre la que el pie pueda mantenerse cómodamente y con la palanca unos grados levantada Lara que el pie ejerza la mayor presión.
Si el tornillo no cede a una fuerza normal efectuada con la pierna, no hay inconveniente para subirse materialmente encima e incluso desde allà hacer fuerza con un pequeño salto siempre desde el extremo de la palanca. Seguro que, en estas condiciones, el tornillo se verá obligado a moverse y a ceder por fuerte que haya sido montado. Si el tornillo se siguiera mostrando rebelde, otra posibilidad serÃa la mostrada en el dibujo de la figura 10. Esto, como puede verse, consiste en hacer un brazo de palanca más grande introduciendo un tubo dentro del extremo de la llave y actuando como indica la flecha. u n este caso, la fuerza que podemos ejercer sobre el tornillo es tan extraordinaria que, de no realizar el esfuerzo con mucho tacto y progresividad, podrÃamos llegar a romper el tornillo, cosa que, naturalmente, hay que evitar.
En otros automóviles, la llave de ruedas puede ser con forma de manivela. Generalmente la extracción de los tornillos con estas manivelas es mucho más sencilla que con la llave de ruedas que hemos visto anteriormente pero también pueden presentarse problemas por un apriete excesivo de alguno de los tornillos. La solución que muestra la figura 11 nos puede sacar fácilmente de apuros. Cuando el aflojado inicial de todos los tornillos esté terminado, se pasará a la tercera operación todavÃa sin haber quitado del todo los tornillos de la rueda.
Extracción de la rueda averiada
A continuación ya se deberá pasar a levantar el automóvil desde el accionamiento del gato. Si el gato es de manivela, como es el caso que vimos en la pasada figura 6, comenzaremos a mover la manivela en el sentido de las agujas del reloj y ya veremos que el coche se irá elevando desde el lateral en que hemos colocado el gato. El trabajo de elevar el coche deberá superar bastante el mero hecho de que la rueda pinchada se levante del suelo pues habéis de tener en cuenta que la rueda de recambio, al tener aire a la presión adecuada, será bastante más alta que la rueda deshinchada. Una vez la rueda levantada se procederá ahora a sacar los tornillos. Como quiera que los hayamos aflojado previamente, ahora es posible que se puedan sacar directamente con la mano, sin la intervención de la misma llave de ruedas.
Una vez sacados los tornillos y dejados en un lugar donde no se ensucien sus roscas de polvo o tierra, se pasará a sacar la rueda, la cual saldrá naturalmente puesto que, en este momento, nada la retiene ni le puede impedir la salida. Antes de continuar, dejad que os dé un nuevo consejo al respecto. Lo más normal es que la rueda os salga ahora sin dificultad pero puede ocurrir que la rueda quede como pegada en su asiento y que, a pesar de haber sacado los tornillos, se muestre tan firme en su posición que parezca que algo la sujeta con tanta fuerza como lo hacÃan los tornillos. Esta es una impresión falsa porque, en realidad, la rueda está ahora completamente suelta.
Lo que ocurre es que dado el hecho de que los neumáticos modernos son muy buenos y los sistemas sin cámara excelentes, los pinchazos no son, afortunadamente, demasiado corrientes. Con ello las ruedas no se suelen desmontar nada más que cuando se cambian los neumáticos y ello hace que la rueda, con el tiempo, se rodee de restos de polvo y grasa, unidas a partÃculas de óxido, que forman una pasta por medio de la cual la rueda queda adherida y, en algunos casos, cuando se sacan los tornillos la rueda no sale por si misma de su alojamiento tal como deberÃa ser.
Cuando esto os ocurra podéis golpearla, aunque sea con una piedra en la zona del neumático (no en la llanta que podrÃais deformar) y hacer cuanta presión creáis necesaria, ya sea con los pies o con las manos. Sabed que la rueda, en esta situación, tiene que salir porque ninguna otra cosa la sujeta.
Colocación de la rueda de recambio
La operación siguiente consiste en sustituir la rueda pinchada por la de recambio que lleváis en vuestro maletero, o debajo del mismo, o encima del cofre del motor, según los casos y el tipo de vehÃculo. Esta operación no tiene más problema que el hecho de encarar los orificios centrales de la llanta a los orificios de los tornillos en el cubo de la rueda, de modo que podáis entrar cada uno de los tornillos entre ambos orificios para empezar a roscar a mano los tornillos.
Cuando tengáis apuntados los cuatro o cinco tornillos que sujetan la rueda, procurad que la rueda quede bien centrada y apretad los tornillos todo lo que podáis a mano. Después apretadlos con la llave de ruedas, pero sin intención de hacerlo totalmente a fondo puesto que la rueda os girarÃa. Ahora ya podéis bajar el coche, accionando a la inversa la manivela del gato, hasta que la rueda que acabamos de colocar nos toque al suelo. Este es el momento en que conviene reapretar los tornillos con la llave de ruedas y hacerlo con la mayor fuerza posible o, incluso, utilizando la técnica del pie que ya conocéis, con el fin de tener la seguridad de que los tornillos quedan bien apretados y no vais a ir perdiendo la rueda por el camino.
Es conveniente que los tornillos los apretéis de una manera cruzada, es decir, en el ejemplo que os pongo en la figura 12 asignad un número mental a cada uno de los tornillos escogiendo el primero al azar. De esta forma podéis comenzar por apretar el tornillo número uno y luego el número tres. Después el número dos y a continuación el cuatro. De este modo la rueda se asienta mejor sobre el cubo de la rueda y se consigue un apriete más uniforme y correcto.
Después de esta operación ya podéis pasar a bajar por completo el elevador del gato de modo que el coche se apoye perfectamente sobre sus cuatro ruedas. Verificad ahora que vuestra rueda de recambio disponga de la presión de hinchado correcta cosa que, en la práctica, podéis ver por el grado de chafado que muestra el neumático en la zona donde se apoya en el suelo. Si aproximadamente la distancia entre la llanta y el suelo es la misma que en las demás ruedas es señal de que sois cuidadosos y reponéis con frecuencia la presión de aire en la rueda de recambio de modo que ésta se halle en condiciones cuando necesitéis de su auxilio.
Ahora volved a colocar el embellecedor de plástico, a presión, y guardad las herramientas en su sitio asà como la rueda pinchada. Se podrá, a continuación, seguir el viaje. Es muy recomendable que, en cuanto se os presente la primera ocasión, y lo antes posible, vayáis al primer taller de reparación de neumáticos que encontréis en el camino y perdáis unos minutos en la reparación de vuestra rueda pinchada, pues nadie os puede garantizar que, a partir de ahora, no vayáis a tener un nuevo pinchazo durante el viaje, en cuyo caso os quedarÃais varados y sin posibilidades de continuar.
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