Cuidados en caso de accidente con su airbag

Cuidados en caso de accidente con su airbag

Cuando el cojín de un airbag se ha disparado como consecuencia de un accidente, queda ya inservible y no puede aprovecharse de nuevo. Si el operario examina el interior del habitáculo de un automóvil en el que se ha producido un accidente que ha hecho dispararse el cojín, es posible que pueda observar la presencia sobre la superficie de éste de un polvo residual que ha quedado extendido sobre el material como un subproducto del acto instantáneo del inflado del cojín. Este polvo suele contener sodio, además no es infrecuente encontrar también residuos de hidróxido de sodio.

Aunque este polvo no se considera tóxico, a algunas personas puede ocasionarles irritaciones en la piel y mucho más en los ojos, por lo que se aconseja a todo operario que ha de manipular el airbag que trabaje siempre provisto de guantes y gafas de protección cuando se vea obligado a desmontar un airbag que se haya disparado. Si no se toman estas precauciones y la persona tiene cierta alergia a esta clase de polvos, en cuanto sienta los efectos de la irritación deberá lavarse con abundante agua y un jabón neutro.

Cuando se trata de desmontar el cojín pueden encontrarse, además de lo dicho hasta ahora, residuos de nitrato de sodio y nitrato de potasio que no se hayan quemado por completo. Estos productos, como se ha dicho antes, ya son bastante más peligrosos y las personas afectadas por ellos deben ser tratadas con los cuidados propios de los primeros auxilios de un accidentado. Puede haberse tenido con ellos contacto por la piel. Hay que lavar enseguida la zona de la piel afectada con abundante agua y jabón neutro. Para que el mal no progrese es muy conveniente quitarse la ropa, que puede hallarse contaminada, y no volvérsela a poner hasta que esté bien lavada. A continuación consultar con el médico para que vea y considere los efectos de la irritación de la piel afectada.

Otro efecto peligroso es el producido en la persona cuando el polvo le ha llegado a entrar en los ojos. También en este caso el lavado es fundamental como primera medida de emergencia. Se pretende con ello eliminar la mayor cantidad posible del producto químico. Conviene que el lavado se haga con agua abundante y durante mucho tiempo, por lo menos 15 minutos. Luego, ponerse en contacto con el oftalmólogo para que examine el ojo y determine la importancia de la irritación producida. No es frecuente que este accidente se produzca si se llevan correctamente puestas las gafas de protección.

Otra faceta peligrosa es el caso de que se haya producido una ingestión del producto químico residual, ya sea porque se haya colocado el polvo en los labios o por otra causa. Si el operario nota dolores en el esófago o en el estómago, la primera medida de urgencia es provocar inmediatamente el vómito para que expulse la mayor cantidad posible de producto químico. Ponerse inmediatamente en contacto con un médico. Por supuesto, nunca debe tratarse de hacer vomitar a una persona que haya perdido el sentido.

Por último, otro caso bastante frecuente cuando no se tiene el debido cuidado, viene provocado por la inhalación del gas resultante del contacto del producto químico con el aire. Los restos del producto químico, cuando se ve liberado, se combinan con el aire y producen un gas que no debe respirarse. Si una persona lo ha inhalado, la solución de urgencia consiste en sacarlo al aire fresco para que se reponga y expulse de sus pulmones la posible presencia de este gas. Por supuesto, será necesario que después de ello la vea un médico para que haga las pruebas convenientes y determine la gravedad de la inhalación venenosa y su proceso de curación.

Éstos son, en líneas generales, los cuidados que todo operario debe observar frente a un airbag y la manera de enfrentarse con los posibles daños que origina. Cabe decir, sin embargo, que el airbag en sí no es una máquina de matar operarios (como quizá podría deducirse por las advertencias que acabamos de dar). Quizá hemos exagerado un poco, hay que reconocerlo; pero conviene no confiarse y no creer que el airbag es un dispositivo tan inofensivo como un relé o el motor de un limpiaparabrisas. Cuando aparecen productos químicos entre los componentes de cualquier dispositivo, se ha de estar siempre alerta a los contactos con la piel, con los ojos y la respiración de los gases. Ésta es una norma general que ningún operario debe olvidar en ningún momento.




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