De cómo puede producirse un apagón en su automóvil. Problemas con los fusibles

A cualquiera le puede ocurrir, durante el día o durante la noche: Está viajando tan tranquilamente en su automóvil y, de pronto, o al ir a utilizar algún elemento o accesorio, de accionamiento eléctrico, éste no funciona. Pueden ser los limpiaparabrisas, el claxon, las luces de un costado del automóvil (luces de posición o alguna lámpara de los indicadores de giro intermitentes, o la misma luz de carretera). En según qué condiciones esta es una verdadera avería en ruta que deberemos solucionar de inmediato para poder continuar el viaje. Pensemos en la importancia que puede tener el primer ejemplo, es decir, que el mismo limpiaparabrisas no funcione cuando está lloviendo, por poner un sencillo ejemplo que en la práctica de traduce, en estas circunstancias, en una avería de la mayor relevancia.

Este tipo de avería puede ser muy sencillo de solucionar y para ello debéis estar familiarizados con una caja eléctrica de la que todos los automóviles están provistos: Se llama la caja de fusibles y también, la caja de conexiones.

Figura 1. Constitución básica de un fusible.

A) Entrada de la corriente.

B) Salida de la corriente.

C) Lámina de material conductor.

D) Aislante.

F) Conjunto del fusible.

Antes de continuar, y para aquellos que no saben con exactitud qué es un fusible y la labor que ejerce intercalado en un circuito eléctrico de la instalación del automóvil, creo importante dedicar unas palabras a lo que es este pequeño accesorio eléctrico y a la misma función que realiza. Vamos a ello. El automóvil es, ante todo, una extraordinaria fuente autónoma de transformación de la energía. Como vehículo que no se ampara durante su marcha en ninguna red exterior de alimentación, debe poseer un conjunto independiente y autónomo muy estudiado de transformación de la energía para contribuir al funcionamiento de la mayor parte de todos sus necesarios órganos. En este sentido debe disponer también de una verdadera central eléctrica.

En efecto: Por medio del alternador, debidamente regulado por el regulador electrónico, ha de ser capaz de producir energía eléctrica y alimentar con ella todos los muchos consumidores que sin este fluido no podrían funcionar. Así pues, en pequeño, toda la instalación eléctrica de un automóvil puede compararse con la realizada por una central térmica y también pueden ser parangonables todos los elementos del circuito, o consumidores, y todas las técnicas de aprovechamiento y protección de la electricidad, de una manera muy similar a lo que se necesita en una gran central eléctrica.

Así pues, como en cualquier instalación, también en el automóvil hay que proteger los aparatos consumidores de posibles y ocasionales sobretensiones que los dañarían irremediablemente y, del mismo modo que nosotros tenemos en nuestras casas instalados los magnetotérmicos en nuestros contadores del consumo de electricidad, así también se necesita en el automóvil la presencia de fusibles para evitar los males que una tensión excesiva puede producir en los consumidores.

(Digamos que por consumidores entendemos todos aquellos accesorios que funcionan gracias a la electricidad, y los hay a montones en vuestro coche, desde el encendedor de cigarrillos hasta los motorcillos elevalunas de las puertas).

De lo dicho ya se deduce que la utilidad fundamental del fusible consiste en limitar la cantidad de corriente que puede recibir un consumidor. Cuando en la red, por defecto de la misma, se produce una subida del valor de la tensión, la corriente circula más deprisa y con ello aumenta la cantidad de corriente por segundo que pasa a través de los bobinados o de los filamentos de las luces. En este momento los bobinados pueden quemarse y los filamentos romperse (fundirse) de modo que el consumidor quedaría inutilizado para siempre. Como que el fusible limita el paso de esta corriente y está estudiado para alcanzar un valor bastante preciso, en cuanto se produce una sobretensión de este tipo, el fusible se interrumpe y no permite el paso de mayor cantidad de electricidad al consumidor. Se trata pues de un procedimiento automático mediante el cual nunca un consumidor puede estropearse debido a una irregularidad o deficiencia en el suministro de la red.

Para conseguir realizar este trabajo de protección, el fusible puede ser algo así como lo que se muestra en la figura 1. La corriente viva del circuito entra por el cable A y debe trasladarse por el cable B hasta el aparato consumidor que hay que alimentar. Pero para ello debe atravesar inexcusablemente el fusible (F). Este fusible consta de una zona realizada con un material aislante (D) por el que la corriente se detiene y no puede circular, y una parte conductora (C) único lugar por el que puede pasar la totalidad de la corriente eléctrica que atraviesa este elemento.

Precisamente este tramo conductor está realizado con material muy preciso que puede romperse cuando la cantidad de corriente que circula por él sobrepasa ciertos valores de protección para los que ha sido fabricado. Cuando se produce esta circunstancia la zona de paso (C) se calienta en exceso y como consecuencia de ello se evapora parte del material y se rompe interrumpiendo de inmediato el paso de la corriente. Este es el momento que se ha quedado sin alimentación una parte del circuito que está protegido por este mismo fusible.

Existen varios tipos de fusibles pero los más corrientes hemos de encontrarlos entre los que nos muestra la figura 2. Como quiera que, de acuerdo con las preferencias del fabricante, hay varios tipos de fusibles diferentes, cada coche lleva el modelo que su fabricante considera más práctico, de modo que, tal como ya se vio en el pasado capítulo 4, es necesario que llevéis en vuestro taller de emergencia (el maletero) aquellos fusibles que son adecuados para vuestro modelo que coche en concreto.

En los coches de hace cuarenta años, por ejemplo, el número de fusibles era muy reducido y se encontraba entre 4 y 8. La realidad es que el número de aparatos eléctricos con los que se equipaban los antiguos automóviles estaba muy por debajo de los que se utilizan en la actualidad. Hoy en día, en el automóvil, podemos encontrar motorcillos eléctricos por todas partes, desde el lavaparabrisas hasta los cristales de accionamiento eléctrico, pasando por los mandos del cierre centralizado, alarmas, mandos de la climatización, aire acondicionado, complejas instalaciones de autorradio, retrovisores, y un largo etc… Todo ello contribuye a la necesidad de hacer la instalación eléctrica del automóvil mucho más compleja, con mazos de cables de considerable grosor y, por lo tanto, la necesidad de la utilización de un mayor número de fusibles.




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