Herramientas para la reparación del automóvil

Se podría escribir un bello poema —creo que ya se ha escrito—alabando la ligereza de los dedos humanos, su sentido del equilibrio en el tacto, la suavidad de la caricia y la fuerza de un golpe, la habilidad para escribir, para pintar, para tocar con todos los dedos en el teclado de un piano y la gama variadísima de tonos y gradaciones que el hombre sabe darle a los impulsos de sus manos. Sin duda podría demostrarse que el progreso de la Humanidad está muy ligado a las manos como fieles servidoras de la inteligencia y, evidentemente, muy otra sería la civilización si el hombre, como las aves, no hubiera dispuesto de las constante y fiel ayuda de sus manos.

Pero pronto vio el hombre también que las manos no podían hacer todo lo que su inteligencia pretendía, y que, para mejorar sus invenciones, había que prolongar sus posibilidades. Fue entonces cuando nacieron las herramientas, las cuales no son más, en el fondo, que dedos más largos, uñas más afiladas, tenazas más fuertes… y así, desde un destornillador a una llave de estrella, desde unos alicates a un martillo o una sierra.

De esta manera el hombre pudo hacer tuercas (figura 1) que mantienen sujetos los tornillos (figura 2) a unas altísimas presiones de modo que no pueden aflojarse con los dedos ni con las uñas, ni, por supuesto, por presiones o vibraciones a que puede ser sometida la pieza que se trata de mantener unida. Así pues, cabe asegurar que si ante cualquier avería que se os produzca en ruta no contáis con alguna herramienta básica al levantar la tapa del cofre donde se halla el motor, pocas son las cosas que vais a poder hacer. Por lo tanto, ni las manos lo pueden hacer todo por sí solas en la mecánica, ni la mecánica está diseñada y construida para que pueda trabajarse en ella con manos no provistas de herramientas.

Generalmente, cuando comprasteis vuestro coche, el fabricante tuvo el delicado detalle de ofreceros una cartera, más o menos elegante, conteniendo alguna de las herramientas que el fabricante considera son indispensables para salir de un mal trago, siempre y cuando la cosa sea muy sencilla. Sin duda fue algo semejante a lo que se ve en la figura 3 o, si la casa es más generosa, algo semejante a lo que nos muestra la figura 4.

Con el «regalo» de estas herramientas se pueden hacer algunas cosas pero, desde luego, no se puede atender a todas las posibles averías que nos pueden sobrevenir en ruta y que nosotros vamos a ser capaces de reparar. De hecho, cuando se presenta una avería de esta clase es necesario contar con una serie de herramientas que los fabricantes no ofrecen, de modo que lo primero que hemos de hacer para ir con tranquilidad por las carreteras menos transitadas, es ir provistos, en nuestro maletero, de una caja conteniendo todo aquello que en materia de herramientas puede sernos útil. De estas herramientas vamos a hablar en el presente capítulo.




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