Líquidos para los sistemas de refrigeración del automóvil

En el sistema de refrigeración de un motor el cambio constante del estado a que es sometido el líquido refrigerante, en virtud de la temperatura muy caliente del bloque y de la culata con respecto a la temperatura bastante fría del radiador hace que tenga que elegirse con cuidado el tipo de líquido que se va a utilizar. Inicialmente se empleó siempre el agua, pero no todas las agua son lo suficientemente exentas de productos indeseables tales como las sales calcáreas, las cuales crean incrustaciones y costras que se depositan en las paredes de los tubos y del bloque, reduciendo poco a poco el diámetro interno de los conductos y haciendo con ello que cada vez sea menor el flujo o masa del líquido que circula, con lo que se reduce notablemente la efectividad general del sistema de refrigeración.

El agua, pues, debe reunir ciertas condiciones. Por ejemplo, debe ser blanda, es decir, con poco contenido de sales de calcio (aguas que se conocen en la práctica porque cuecen bien las legumbres). Además debe ser, por supuesto, limpia y cristalina, es decir, libre de barros o de tierra. También debe hallarse descontaminada, lo que puede traducirse como libre de ácidos o sustancias corrosivas que darían lugar a una rápida oxidación de las partes metálicas, lo que afectaría muy negativamente, en cuanto a su duración, al mismo radiador.

Aunque el agua es el líquido ideal para la refrigeración de un motor debido precisamente a sus excelentes cualidades como transmisora del calor, sin embargo, presenta también varios inconvenientes. De una parte, la dificultad de saber cuál es el agua que está libre de las impurezas que se acaban de comentar, ya que ello difícilmente se aprecia a la vista salvo que persista en estar muy turbia. Otro inconveniente consiste en que puede congelarse si la temperatura exterior resulta inferior a los O °C. Con la congelación aumenta de volumen, cosa que puede hacerlo en una novena parte más del volumen que tenía en estado líquido, y a consecuencia el este aumento de volumen puede llegar a agrietar o romper la camisa de agua del bloque o la culata, así como los depósitos y tuberías del radiador. Todo ello, como puede suponerse, significaría un importante destrozo en el motor.

Dadas estas dificultades que presenta el agua del grifo, los fabricantes han dedicado su atención a este problema y han conseguido unas mezclas de las que han salido los líquidos refrigerantes, a base de soluciones de agua y etilenoglicol, a los que se les añaden también algunos agentes antioxidantes, con cuya mezcla se asegura, por una parte, la limpieza de los conductos por los que circula el líquido a cualquier temperatura; por otra parte obtener valores de congelación más abajo de los O °C de modo que estos líquidos pueden soportar, sin congelarse, temperaturas de hasta 32 °C bajo cero, o más según su composición, aunque lo corriente es que, por lo menos en nuestro país, estén preparados para un máximo de los 15 °C bajo cero, o poco más, según la climatología esperada en el lugar donde se vive. Estos líquidos suelen ser de primera calidad y aunque su precio es elevado en relación con el coste del agua, compensa su dispendio por el buen servicio que prestan.

Existen también en el mercado otros líquidos realizados con mezclas menos recomendables como, por ejemplo, el alcohol metílico, con el cual también se consiguen resultados satisfactorios para rebajar el punto de congelación. Este producto, sin embargo, presenta el inconveniente de la rápida evaporación que tiene el alcohol (dos veces más rápida que la evaporación del etilenoglicol) por lo que el consumo por evaporación puede ser notable.

En general, los fabricantes indican en sus manuales del usuario el tipo de líquido refrigerante recomendado para sus motores. Existen en el mercado bombonas de plástico de diferentes colores: Verdes, azules, rosas, etcétera. Estos colores determinan la composición del líquido refrigerante y se las colorea para que no sean confundidas a la hora de reponer el nivel del radiador. Cuando el fabricante aconseja utilizar líquido de color rosa, por ejemplo, el usuario debe seguir este consejo al pie de la letra porque ello determina el tipo de líquido que no atacará al material con el que se ha construido el motor (fundición, aluminio, etcétera) y, por lo tanto, el que resulta más eficiente para nuestro motor en concreto. En este aspecto es necesario que sigamos estrictamente lo que el fabricante nos recomienda, fruto, muchas veces, de innumerables pruebas prácticas.

En caso de emergencia, cuando debido a alguna pérdida importante de líquido el nivel ha bajado demasiado y el motor muestra síntomas anormales de calentarse en cuanto sube un poco de régimen, se puede acudir a reponer el líquido perdido aportando agua del grifo, pero es aconsejable que el motor solamente se haga funcionar en estas condiciones (sobre todo si la aportación de agua ha sido de más de un litro) hasta finalizar el viaje, llegar a un taller y tener la oportunidad de cambiar el líquido de todo el circuito rellenándolo con nuevo líquido refrigerante indicado por el fabricante. Esta medida es especialmente importante si no se tuvo la suficiente garantía de la limpieza y calidad del agua que se aportó en su momento y también, por supuesto, si se circula por lugares muy fríos en los que existe mayor riesgo de congelación pues la aportación de agua al líquido refrigerante ya existente en el radiador rebaja sensiblemente la resistencia a la congelación de toda la masa de líquido, es decir, la total protección del motor ante la congelación.

Finalmente digamos que todos los fabricantes aconsejan también que el líquido del circuito de refrigeración sea cambiado cada un determinado número de kilómetros recorridos con el automóvil o un determinado período de tiempo (suele ser de alrededor de dos años) para tener siempre la seguridad de que el líquido no se ha degradado, cosa que ocurre por efectos de la evaporación de ciertos componentes. Esta norma se dicta generalmente en los mismos manuales de usuario y vosotros deberéis tenerla en cuenta como trabajo más del mantenimiento y conservación de vuestro automóvil.




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