Reclamando ayuda para que nos empujen el automóvil
En una carretera, o en la calle de una ciudad, solamente podencos encontrarnos con dos casos: que estemos en una pendiente (en cuyo caso deberemos utilizar el sistema que hemos descrito en el procedimiento anterior) o bien que estemos sobre un terreno completamente llano de modo que el automóvil sea incapaz de desplazarse por su propio peso, en un sentido u otro. Aquà necesitaremos ayuda exterior que, de ocurrir en una ciudad, podremos solicitar a los viandantes o, si la parada se nos produce en una carretera, a otros usuarios de la misma.
En el primer caso bastará que dos o tres personas que empujen nuestro automóvil mientras nosotros, a los mandos del vehÃculo, realizamos las mismas operaciones previas y durante el acto de desplazamiento del coche, que hemos descrito en el anterior párrafo. Esto es lo que está ocurriendo en la pintoresca estampa que nos muestra la figura 1.
Es necesario que el automóvil haya adquirido un cierta velocidad mÃnima para que debáis soltar el pedal del embrague, pero la reacción en este caso es la misma que ya describimos en el caso anterior.
De hallamos en una carretera, en donde es más difÃcil encontrar quien pueda ayudarnos manualmente, se puede también solicitar a cualquier automovilista que nos empuje con su propio coche durante algunos metros. Para ello, el coche que ha de remolcarnos juntará suavemente su parachoques delantero con nuestro parachoques trasero, de la forma que se aprecia en la figura 2, y, a partir de aquà y él en primera velocidad, nos irá empujando hasta que nuestro vehÃculo adquiera una cierta velocidad que sea capaz de permitirnos sacar el pie del pedal del embrague y hacer girar el motor a través del giro de las medas, con un procedimiento y preparación del mismo tipo a la que hemos visto en el caso del anterior párrafo, es decir, contacto dado, marcha tercera puesta, pedal del embrague oprimido a fondo, etcétera, etcétera.
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