Funcionamiento del airbag

Funcionamiento del airbag

Las condiciones en las que se produce el funcionamiento del airbag son bien sencillas. Cuando el vehículo recibe un golpe que lo decelera de una forma brusca y rápida, tal como puede ser por efecto de un choque contra un objeto rígido o contra otro automóvil parado o en dirección contraria, una mezcla de explosivo sólido dispara el mecanismo de hinchado del cojín y éste sale de su pequeño rincón en el centro del volante para formar un cojín de buenas dimensiones que protege la cabeza del conductor contra los golpes que la deceleración podría producirle.

En líneas generales, la deceleración inicial a la que ya se dispara el dispositivo oscila entre los 18 a 20 km/h, pero el tarado del disparo del airbag depende de varios factores que guardan relación especialmente con el peso del automóvil y la estructura de la carrocería, de forma que el punto de disparo no es el mismo para todos los modelos de automóvil sino que, por el contrario, puede variar en función de otros parámetros.

Para que este dispositivo funcione es absolutamente necesario que el conductor lleve perfectamente colocado el cinturón de seguridad. Si no es así, el airbag no funciona, puesto que sus resultados protectores no estarían en modo alguno garantizados si el cuerpo del conductor u ocupante no partieran de la situación de sujeción que el cinturón de seguridad establece. Un cuerpo sujeto por el cinturón realizará forzosamente, durante el impacto, una trayectoria perfectamente estudiada y definida que corresponderá a la situación de hinchado del airbag. Por el contrario, un cuerpo sin sujeción previa del cinturón podría tener una trayectoria irregular que el airbag no protegería sino todo lo contrario.

La violencia del impacto está evaluada por el mecanismo disparador que se encuentra instalado en la parte delantera del automóvil, en la zona del salpicadero.  En la figura 3 tenemos una serie de dibujos que nos pueden enseñar cómo, de una forma paulatina a través del tiempo, se desarrolla el funcionamiento del airbag frente a un choque frontal supuesto, en este caso, a 56 km/h. Obsérvese, sobre todo, la rapidez con la que se produce la reacción del dispositivo y cómo, en 98 milésimas de segundo, todo el proceso de disparo y protección se ha consumado. De hecho, el cojín tarda en hincharse unas 25 milésimas de segundo. Del mismo tiempo dispone el sensor de deceleración para decidir la activación del dispositivo de disparo.

Obsérvese, en este dibujo de la figura 3, que la reacción del airbag del conductor y la del acompañante no son idénticas. Tampoco lo son los cojines. Mientras el cojín del conductor tiene una capacidad aproximada de unos 35 litros, el del acompañante suele ser de unos 65 litros, es decir, bastante mayor. Las causas de estas diferencias hemos de encontrarlas en la enorme exactitud con la que se han realizado los cálculos de este accesorio. El airbag del conductor debe dispararse antes que el del acompañante porque el objeto contra el que va a impactar —el volante— está mucho más cerca de su cabeza que el conjunto de la guantera lo está de la cabeza del acompañante.

Por otra parte, el mayor volumen del cojín del acompañante se debe a que es también mayor el espacio a cubrir entre el mismo acompañante y los lugares sobre los que su cuerpo puede impactar, lo que justifica también el hecho de que el airbag del ocupante inicie su hinchado unos 10 milisegundos más tarde que el cojín del conductor.  Una vez el airbag ha protegido el cuerpo del golpe contra las estructuras de la carrocería, pasa a deshincharse rápidamente, el nitrógeno que lo ha hinchado escapa y el conductor queda liberado de toda opresión que pudiera angustiarle.

Finalmente, digamos que, en efecto, el gas con el que se infla el airbag es el nitrógeno, gas que forma parte del aire como es bien sabido y que no afecta en absoluto a ningún tipo de contaminación.

Visto ya su funcionamiento, pasemos a considerar su constitución y los elementos que lo forman.




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