Elementos que obstaculizan el trabajo en el automóvil

Elementos que obstaculizan el trabajo en el automóvil

Cuando en alguna operación de enderezado o cuando se prevé que algún elemento mecánico o de la carrocería va a ser un obstáculo para la colocación de las herramientas que permitan trabajar sobre la superficie dañada, o cuando se vea que no queda espacio para permitir el paso del gato, etc., no hay que tener pereza en desmontar los elementos que pueden hacer difícil y complicado el trabajo de reparación, ya que, probablemente, ganaremos tiempo si luego se puede trabajar con la soltura debida.

Así pues, cuando un automóvil accidentado se presenta ante nosotros y hemos determinado el tipo de reparación que debe llevarse a cabo y la estrategia de la misma, convendrá muchas veces acudir a sacar todos aquellos elementos sujetos con tornillos a la carrocería que puedan dificultar el trabajo de la reparación. En este caso se pueden encontrar los capós, los paragolpes, tanto delanteros como traseros, y las mismas puertas de entrada al vehículo que son fácilmente desmontables y dan un buen acceso a una parte importante de la estructura de la carrocería.

Del mismo modo hay que actuar muchas veces con la tapicería y, sobre todo, con los asientos que en general son fácilmente desmontables y dejan mucho espacio en el interior del habitáculo para trabajar en la estructura de la carrocería, además de proteger así la tela de su tapicería de posibles manchas ocasionadas por productos abrasivos o chispas de la soldadura.

Cuando la parte afectada por el golpe interesa también a planchas que forman parte del habitáculo y éstas, en su cara interna, están revestidas de moqueta o algún tejido con relleno generalmente almohadillado, el planchista se verá obligado a retirar todos estos tejidos antes de empezar el trabajo de la reparación.

Por último nos queda, dentro de este apartado, el tema siempre conflictivo de la mecánica cuyo desmontaje debería corresponder siempre al mecánico, ya que es el que solamente está más preparado para la retirada de las grandes piezas, sino que además posee las herramientas necesarias para ello. Sin embargo, a veces el planchista tiene que encargarse también de trabajos de desmontaje de este tipo. Conviene desmontar la menor cantidad posible de órganos mecánicos porque ello consume muchas horas de trabajo que aumentan el precio de la factura sin representar un mejoramiento de las condiciones del automóvil. De todos modos, resulta necesario que el planchista pueda moverse bien entre los intersticios de las planchas para poder aplicar sus herramientas, que ya conocemos, y poder actuar con libertad con ellas.

Con esto damos por terminado este capítulo que debe servirnos para llevar a cabo la buena evaluación de los daños causados en un accidente sobre una carrocería. Ahora nos conviene pasar ya a los trabajos prácticos de la reparación, cosa que vamos a hacer en el capítulo próximo donde vamos a encontrarnos con la forma de llevar a feliz término las técnicas de trabajo que son propias del chapista y que un buen operario debe esforzarse por dominar.




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